CAPÍTULO 2 – RUMBO A HENDAYA CHAPTER 2 - HEADING TO HENDAYE

 

El viaje hasta Dover se hizo extremadamente largo y tedioso. Tenían que hacer un alto en el camino cada dos horas para descansar, comer algo y repostar. La última parada antes de llegar al final del trayecto sería en Ashford donde ya empezaba a oscurecer. Tendrían que hacer noche en Dover y coger el primer ferry de la mañana. Llegaron al hotel Dover Marina. Era un bello y enorme edificio del siglo XIX que se extendía a lo largo del paseo marítimo. Una vez que se despidieron de los taxistas hasta la mañana siguiente, éstos se retiraron a un hostal cercano. Luego, Claire, Florence y los chicos se registraron en recepción; casi ni tuvieron tiempo de ocupar las habitaciones y bajar al comedor a cenar. Charlotte y John estaban tan cansados que apenas si cenaron. Claire y Florence tampoco tenían mucho apetito.

─Tengo los nervios metidos en el estómago. Sólo espero que esta mudanza sea la definitiva, de lo contrario, los chicos se sentirían desenraizados y no quiero eso para ellos. A Archibald y a mí nos costó encontrar nuestro lugar en el mundo, pero por fin lo encontramos en Algeciras y cuando ya éramos adultos. Ojalá, mis hijos, cuando sean mayores, sientan que pertenecen a un lugar. Eso será bueno para ellos.

─Oh, no te preocupes, querida ─Respondió Florence ─Tanto John como Charlotte se sienten muy algecireños. Ellos tienen muy claro que son ingleses hasta la médula, pero que sus raíces están en Algeciras, que es el lugar donde pasaron sus primeros años de vida y donde realmente fueron felices. Estos años, aquí en Inglaterra, les han dejado un poso de tristeza por la situación. Sabes que he hablado mucho con ellos todo este tiempo y en cada conversación siempre mencionaban lo felices que han sido en Algeciras y que, sin duda, seguirán siéndolo. Lo de su padre ya no tiene remedio, pero ellos saben bien que sólo fue culpa de la guerra. Siempre que hablan de Algeciras, mencionan a su padre y lo que jugaban con él…

─Mi querida amiga, qué haría yo sin tu ayuda. Respondió Claire agradecida. 

 

The journey to Dover was extremely long and tedious. They had to stop along the way every two hours to rest, eat something and refuel. The last halt
before reaching the end of the journey would be in Ashford where it was already starting to get dark. They would have to spend the night in Dover and take the first ferry in the morning. They arrived at the Dover Marina Hotel. It was a beautiful and huge 19th century building that stretched along the seafront. Once they had said goodbye to the taxi drivers until the next morning, they retired to a nearby inn. Then Claire, Florence and the boys checked in at reception; they barely had time to check into their rooms and go down to the dining room for dinner. Charlotte and John were so tired that they barely had any dinner. Claire and Florence did not have much of an appetite either.

 ─I'm nervous. I just hope that this move is the final one, otherwise the kids would feel uprooted, and I don't want that for them. Archibald and I had a hard time finding our place in the world, but we finally found it in Algeciras when we were already adults. I hope that when my children grow up they feel that they belong somewhere. That will be good for them.

─Oh, don’t worry, my dear, ─ Florence replied. ─Both John and Charlotte feel very much from Algeciras. They are very clear that they are English to their bones, but that their roots are in Algeciras, which is the place where they spent their first years of life and where they were truly happy. These years here in England have left them with a feeling of sadness about the situation. You know that I have been talking a lot with them all this time and in every conversation, they always mentioned how happy they have been in Algeciras and that, without a doubt, they will continue to be so. What happened to their father is beyond repair, but they know very well that it was only the fault of the war. Whenever they talk about Algeciras, they mention their father and how joyfully they played with him…

─My dear friend, what would I do without your help? Claire replied gratefully.