...Y LLEGÓ EL DÍA DE LA CONFERENCIA
En fila india, fueron saliendo todos del local a paso ligero hacia la
calle del Convento donde ya se veía un nutrido grupo de gente.
Muchas de las personas que allí estaban ni siquiera se habían movido
de allí desde la llegada de las delegaciones. Como había sugerido
Mr Smith, se colocaron en primera fila en frente de la puerta de la
casa consistorial y justo en ese momento empezaron a llegar los
coches de caballos que recogerían a los embajadores para trasladarlos
al hotel Reina Cristina donde se alojaban la mayoría. La primera
delegación en salir fue la marroquí. Entre el público causaba
mucha expectación la visión del jefe de la delegación, Mohamed el
Torres, un venerable anciano de espalda curvada, rostro curtido y
larguísima barba blanca, cuya apariencia de santón apoyado en su
báculo resultaba tierna e impresionante a la vez. Iba acompañado de
varios ayudantes que vestían atuendos similares de chilaba, túnica,
turbante y babuchas lo que hizo que una niña que se encontraba entre
el público, en su ingenuidad y asombro infantiles, preguntara
“¡Papá, papá, ¿son los Reyes Magos?!”
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