NUEVO AÑO, NUEVOS AMORES, VIEJAS TRADICIONES
El hotel se encontraba bellamente iluminado y adornado. Las mesas del
comedor lucían especialmente hermosas con candelabros que iluminaban
toda la estancia con un aspecto acogedor y romántico. De fondo
sonaba una orquesta de cámara que tocaba valses y polkas, y que
animaba especialmente a la conversación distendida y alegre.
Conforme iban llegando, los asistentes iban haciendo corrillos
disgregados por sexos en los que los caballeros formaban compactos
grupos de negro y las damas de llamativos colores, todas ataviadas
espectacularmente para la ocasión. Por encima de sus cabezas se
podía ver un paisaje de lazos, plumas y pedrería aferradas a
voluminosos moños que sobresalían de mullidas cabelleras castañas,
rubias, morenas, grises y alguna pelirroja, como la de Claire, que
llamaba la atención por su color rojizo natural.
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