LA PEDIDA DE MANO - THE PROPOSAL

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Cuando apenas quedaban ya invitados en el salón, entró un apuesto joven, repeinado, portando un hermoso ramo de rosas en la mano. Era Antonio, el policía. Se acercó donde estaban los Smith y los Hopkins a punto ya de abandonar el hotel.

- ¡Hombre, Antonio! ¡No le hemos visto desde esta mañana! - le saludó Hopkins afectuosamente.

- ¿Y esas espléndidas rosas? - preguntó Mr Smith curioso.

- Buenas tardes, damas y caballeros. Son para Mary ¿no está aquí?

- Oh, no, no está aquí, querido - respondió Claire - está en casa...

- Venga con nosotros, querido, así podrá entregarle esas bellas rosas a Mary y tomará el té con nosotros.

- Muchas gracias, Mrs Smith - respondió Antonio tímidamente - será un verdadero placer.

Todos sentían curiosidad por la situación. Claire y Mrs Smith cuchicheaban entre ellas barruntando que tan vistoso regalo significaría algún paso importante en la relación de amistad tan cercana que se había establecido entre Mary y Antonio.

- ¿Cree que le pedirá matrimonio, querida? - preguntaba, intrigada, Mrs Smith a Claire.

- No tengo ni idea. No sé cómo se harán las cosas aquí, pero creo que sería un poco precipitado ¿no?

- Bueno, puede que sí, depende. En el caso de mi marido y yo todo fue repentino, casi inesperado, aunque todo el mundo a mi alrededor ya se lo esperaba menos yo. Quizás estemos ante un caso similar. ja, ja, ja – respondió Mrs Smith divertida.

  

When there were hardly any guests left in the room, a handsome young man entered, combed his hair, carrying a beautiful bouquet of roses in his hand. It was Antonio, the policeman. He walked over to where the Smiths and the Hopkins were about to leave the hotel. 

- Man, Antonio! We haven't seen you since this morning! Hopkins greeted him affectionately. 

- And those splendid roses? asked Mr Smith curiously. 

- Good afternoon ladies and gentlemen. They're for Mary, isn't she here? 

- Oh, no, he's not here, dear - Claire replied - she's at home... 

- Come with us, dear, so you can give those beautiful roses to Mary and have tea with us. 

- Thank you very much, Mrs Smith - answered Antonio timidly - it will be a real pleasure. 

Everyone was curious about the situation. Claire and Mrs Smith whispered to each other, suspecting that such an ornate gift would signify some important step in the close friendship that had been established between Mary and Antonio. 

- Do you think he'll ask her to marry him, my dear? - Mrs Smith asked to Claire with intrigue. 

- I have no idea. I don't know how things will be done here, but I think it would be a bit hasty, right?

 - Well, maybe yes, it depends. In the case of my husband and I, everything was sudden, almost unexpected, although everyone around me already expected it except me. Perhaps we are facing a similar case. ha, ha, ha! - replied Mrs Smith amused.

 

 

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