LA LLEGADA DE LOS DELEGADOS
El vicecónsul miró el inmenso reloj del hall de entrada a la estación. Eran las doce del mediodía y el tren tenía la llegada prevista para las 12:45. Se acercó a la ventanilla y le preguntó al empleado si venía retrasado. Éste le contestó que no, que de forma excepcional incluso podría adelantarse algo.
– Bueno, tomemos algo en la cantina. Nos queda un buen rato hasta que llegue el tren.
Pero al entrar a la cantina, apenas si pudieron abrirse paso. Estaba abarrotada de militares vestidos de gala portando instrumentos musicales. Era la banda de música del gobierno militar, que tocaría La Marcha Real en la recepción al ministro de Estado y demás autoridades de la delegación. Apretados como sardinas en lata, apenas si pudieron acomodarse en la barra para poder tomar una copa de jerez.
– Espero que las chicas estén más cómodas que nosotros – comentó Hopkins en tono de humor.
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