LA ÚLTIMA TRAVESÍA
En el verano de 1914 la vida parecía haberse detenido y cualquier atisbo de diversión había desaparecido. El matrimonio Smith charlaba sobre esto cuando de pronto les llegó desde el hall de entrada el grito y el llanto desconsolado de Lorraine. El viejo Esteban, el Golden que les había acompañado tan fielmente durante los últimos doce años, yacía inmóvil en el frío suelo de mármol. Para la adolescente, era más que un compañero de juegos. Había pasado toda su infancia en compañía de sus hermanos y del hermoso Esteban, un hermano de cuatro patas. Mr y Mrs Smith salieron corriendo al oír a su hija.
– ¡Oh, Dios mío! – exclamó Mrs Smith horrorizada llevándose las manos a la cara.
– ¡Maldita sea! – dijo el vicecónsul con los ojos clavados en aquel perro sin vida.
– Hasta muerto es hermoso – dijo Mrs Smith sin poder contener el llanto.
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