DE REGRESO A ESPAÑA

 

 

Sin mencionarlo, la tímida joven había mostrado su temor al “qué dirán” por viajar sola con su nuevo jefe, durante tantos días y en primera clase. El coronel era consciente de ello e intentó, con el cuento del padre, el hijo y el burro, quitar importancia a algo que no debía tenerla. Cuando llegaron a Southampton, el rostro de la joven se veía mucho más relajado. En el bullicioso puerto, los pasajeros del Empress of India se iban acercando al muelle de embarque, el trasiego de los maleteros desde los coches hasta el barco era incesante. Conforme se acercaba la hora de zarpar, los pasajeros se asomaban a las cubiertas del barco y a los ojos de buey para despedir a los seres queridos que permanecían a cierta distancia, expectantes, localizando a sus familiares y amigos con los pañuelos dispuestos en las manos. La escena, que no por repetida era menos espectacular, volvía a producirse en cada partida de la impresionante embarcación.

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