CASI TODOS A MADRID

 


Por la tarde, aprovechando que los pequeños de los Hopkins dormían la siesta, las señoras y señoritas improvisaron un tea party en el jardín del hotel, una fiesta de despedida de soltera encubierta para Mary que se le había ocurrido a Mrs Smith y que subrepticiamente había organizado con el recepcionista del hotel a su llegada.

Después de una deliciosa degustación de tés y pastelitos, estaban charlando animadamente cuando Mrs Smith se sacó discretamente de un bolsillo oculto de su falda un pequeño paquete alargado atado con una cinta de seda roja.

Toma, querida, es más apropiado que se lo des tú – le dijo a Claire al oído mientras le pasaba el objeto con disimulo.

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