¡VIVA LA FERIA! II

 


La jornada deportivo-festiva finalizó con la entrega de los premios de la regata por las autoridades locales y gibraltareñas que se habían desplazado para el acto. La esposa del gobernador de Gibraltar entregó el trofeo al equipo británico y la esposa del gobernador del Campo de Gibraltar hizo lo propio con el equipo español. Al terminar la ceremonia, se dirigieron al comedor y a las mesas dispuestas en la terraza para el almuerzo ligero al que amablemente el director del hotel, Sir Alexander Henderson, había invitado a los regatistas y a las autoridades. Los Hopkins, al no encontrarse en ninguna de estas categorías, se disponían a regresar a casa, pese a la insistencia de los Smith, cuando fueron interceptados por Sir Alexander Henderson:

– ¿Pero dónde creen que van, amigos míos?

– A casa, por supuesto – respondió el coronel.– ¿Y no preferirían comer con nosotros? – inquirió Sir Alexander

– Bueno, según el protocolo, no somos regatistas ni autoridades, así que…

– ¡¡¡Tonterías!!! ¿Cómo demonios íbamos a organizar un evento como éste dejando fuera a la pareja más querida? Además ¡Olvidémonos del protocolo, por Dios! ¿Es que no tuvo ya bastante protocolo con la conferencia, amigo mío?

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