UNA FUNCIÓN DE VARIETÉS


Ambas parejas salían por fin, no sin antes haberse cerciorado de que los niños habían cumplido con su rutina diaria antes de dormir. El coche de caballos que los llevaría al Teatro de Variedades fue bastante puntual. Se bajaron del carruaje recibiendo la bienvenida de los conocidos que ya se encontraban allí. Entraron al local de manera informal, estando reservadas las primeras filas de asientos para las principales autoridades. Todos los delegados y embajadores, junto a las autoridades locales y esposas, ocuparon las dos primeras hileras de butacas de madera que, casualmente, eran las que se encontraban en mejor estado, sin apolillar y nada desvencijadas en comparación a como estaba el resto. Tanto los Smith como los Hopkins tenían reservados los asientos en la primera fila, a escasísima distancia del escenario. Tal era la cercanía que se podía sentir el calor de las bombillas que bordeaban las tablas del escenario y observar las miasmas de polvo flotando de aquí para allá por encima de los rayos de luz. Los cortinajes de terciopelo rojo y dorado que enmarcaban y hacían de fondo del escenario desprendían tanto polvo que provocaron los estornudos de Claire y de unos cuantos asistentes. Conforme se iba llenando la sala, los que no la conocían se quedaban prendados por su originalidad y los que ya habían estado en ella, se maravillaban por el esfuerzo que tanto el Ayuntamiento como el Casino habían hecho por la lujosa decoración de sus paredes de las que colgaban dorados espejos y luminarias acompañadas, de tramo en tramo, por colgaduras con los escudos de la ciudad y las banderas de los países participantes en la conferencia dispuestas en forma de racimos. En conjunto, todo tenía un aspecto pretencioso y sobrado de oropeles en contraste con la bella decadencia de la propia construcción de madera que, aunque de hermosa inspiración entre victoriana y barroca, no podía ocultar que ya no estaba en su mejor época. A los Hopkins les recordaba el coqueto teatro de Brighton del West Pier al que habían asistido algún verano a alguna función, también de variedades, de los cantantes más famosos del momento como Harry Lauder.

 

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