EL PRINCIPIO DEL FIN


 

Manolo, el cochero, hacía rato que esperaba montado en su pescante delante de Villa Claire cuando finalmente Hopkins y Claire se dieron un tierno beso de despedida. Antes de montar en el coche de caballos, sus vecinos, Emily, Percileon y Eugenia habían salido para despedirse también. Percileon se despidió con un sentido abrazo, su esposa con un fuerte apretón de manos y Emily, con lágrimas en los ojos y sin poder contenerse, con un fuerte abrazo. El coronel montó en el carruaje que le llevaría hasta el apeadero ferroviario del muelle para así poder decir adiós también a sus amigos, a los que consideraba familia, los Smith. Allí, el vicecónsul y su esposa, que esperaban hacía rato, le dieron otra efusiva despedida.

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