¡VIVA LA FERIA!
Las vacaciones improvisadas que había sido este tiempo en familia de los Hopkins tocaban a su fin. Ya se estaba celebrando la Feria Real de Algeciras, cuando una tarde de domingo en la que toda la familia estaba sentada al fresco del jardín, se pudo oír desde la cercana plaza de toros un griterío ensordecedor que a Claire le hizo sentir un horrible escalofrío por la espalda. Cuando la corrida de toros llegó a su fin, los vecinos Churchill-Bassadone, que eran grandes aficionados, volvieron espantados por el terrible percance que habían presenciado. El segundo toro de la tarde había empitonado al torero Rafael Gómez “el Gallo” y contaban que lo había lanzado por los aires dejándolo moribundo. Inmediatamente, le atendió en la enfermería de la plaza el doctor don Ventura Morón, pero la impresión general era que sólo un milagro podría salvarlo. Aparte de este sobresalto, pocas cosas alteraban la vida en Villa Claire donde el futuro inmediato era lo que más preocupaba.
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