UN INCIDENTE DIPLOMÁTICO - A DIPLOMATIC INCIDENT
La llegada del buen tiempo animaba a todos. Las recepciones oficiales se prodigaban al igual que las excursiones por los alrededores. En el mes de marzo no hubo prácticamente ni un sólo día de descanso para los participantes en la conferencia. Cuando no había sesión en el ayuntamiento, siempre había alguna que otra excursión a alguna de las propiedades de las familias importantes invitados por todo el quién-es-quien de la comarca. La familia Larios organizó una gran comida en su finca de Guadacorte donde los delegados fueron obsequiados con un almuerzo y fueron expectadores de un partido de cricket. Durante el encuentro, los delegados interrogaban sin parar a sus anfitriones intentando aprender las reglas del juego. El ambiente era muy interesante y cosmopolita. El idioma imperante era el inglés, pero los delegados hablaban entre ellos en su mayoría la lengua diplomática por antonomasia, el francés. La tarde transcurría cordialmente mientras duraba el partido cuando, sobresaliendo entre el murmullo de conversaciones cruzadas, se oyeron repentinamente unas palabras exclamadas en un tono de voz exageradamente alto y en un idioma distinto de los que usaban la mayoría de los presentes:
– Absurd, altertümlich und ausgeleiert!1
Era el conde Tattenbach, delegado alemán, que se quejaba así del sopor que le producía el partido de cricket.
1¡Absurdo, antiguo y aburrido!
– Absurd, altertümlich und ausgeleiert!1
It was Count Tattenbach, the German delegate, thus complaining of the torpor produced by the cricket match.
1Absurd, outdated and boring!
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