UN NUEVO COMIENZO - A NEW BEGINNING
The three couples spent a long time chatting about a number of topics, although the center of attention was Antonio and Mary, who recalled memories of their childhood and adolescence, Antonio's summer holidays in Huelva and Mary's in Cornwall, sweetened by the patina of time and by the naive vision of the children they were ten, fifteen years ago, when life was built on the basis of games and everything was friendly around them. As usual, the inquisitorial Mrs Smith had to receive the occasional glare from the vice-consul to rein in her boundless curiosity. When dinner time arrived, the atmosphere could not be more relaxed and festive. They were in the middle of the meal when Hopkins, winking at Claire, cleared his throat and tapped his spoon on his glass like someone about to make an important speech. The diners stopped cutting, prodding, chewing and swallowing to concentrate on the colonel.
– I think it is finally impossible for us to stay…
The faces of disappointment and even panic that these words produced were indescribable. Mrs Smith only knew how to mumble a - But... but... but - while Mr Smith pretended not to have known and swallowed a sip of wine. Mary and Antonio held hands to keep themselves afloat as if the ground was sinking under their feet while Claire continued to eat, expectantly, at what her husband had to say.
– ...and it is impossible for us because we will not be able to have the best gardener and the best cook in Algeciras who are already working with the Smiths. Isn't that right, darling?
- Yes Yes. Totally true - was Claire's unbelievable response.
Las tres parejas estuvieron un buen rato charlando sobre multitud de temas, aunque el centro de atención eran Antonio y Mary que fueron contando recuerdos de su infancia y adolescencia, los veraneos en Huelva de Antonio y los de Mary en Cornwall, endulzados por la pátina del tiempo y por la visión ingenua de los niños que eran diez, quince años atrás, cuando la vida se construía a base de juegos y todo era amable alrededor. Como siempre, la inquisitorial Mrs Smith tuvo que recibir alguna que otra mirada fulminante del vicecónsul que la refrenase en su curiosidad sin límites. Llegada la hora de la cena, el ambiente no podía ser más relajado y festivo. Estaban en plena comida cuando Hopkins, guiñando un ojo a Claire, carraspeó la garganta y dió golpecitos a su copa con la cuchara como quien va a pronunciar un discurso importante. Los comensales dejaron de cortar, pinchar, masticar y deglutir para concentrarse en el coronel.
– Creo que finalmente nos es imposible quedarnos…
Las caras de decepción y hasta de pánico que produjeron estas palabras eran indescriptibles. Mrs Smith sólo sabía mascullar un – Pero...pero...pero – mientras Mr Smith hacía como si no se hubiese enterado y tragaba un sorbo de vino. Mary y Antonio se agarraron de la mano para mantenerse a flote como si se hundiera el suelo bajo sus pies mientras que Claire seguía comiendo, expectante, ante lo que su marido tenía que decir.
– ...y nos es imposible porque no podremos tener al mejor jardinero hortelano y a la mejor cocinera de Algeciras que ya están trabajando con los Smith. ¿No es verdad, cariño?
– Sí, sí. Totalmente cierto – fue la respuesta poco creíble de Claire.
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